Víctor y Milagros, dueños de la finca Canaán. Foto: Pamela Acosta.
El presente artículo fue escrito por Pamela Acosta.
“Iron Lion Zion” de Bob Marley se escucha en medio de la selva. La voz del jamaiquino armoniza con el canto de las aves y el chirrido de los insectos, y acompaña la jornada diaria de Víctor y Milagros. Los esposos, ambos limeños, dejaron todo en la capital, sus trabajos, sus propiedades, sus familias, para empezar una nueva vida en el valle del Perené, en Junín, y dedicarse al cultivo del café.
Fue el amor a la naturaleza lo que hizo a Víctor abandonar las comodidades para vivir según sus principios, el cuidado y la conservación del medio ambiente; y fue el amor a Víctor lo que le hizo a Milagros seguir sus pasos. No se arrepienten ni un segundo.
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